Emprendo un viaje donde conozco más que un país diverso, sino un puntito en el mundo que representa mi identidad, tengo su símbolo en mi pasaporte, en mi nombre y apellido, en este caso solo los segundos, en el color de mis ojos, de pelo, en mi forma de hablar y de ser.
Unos días que me sobraron de mis vacaciones decidí coger un bus, reunir a tres amigas que al final del viaje terminaríamos en una dupla y recorrer lo que podíamos de las montañas de Ecuador.
Nuestros destinos serían, un volcán, un humedal y un valle, los más importantes que tiene la cordillera ecuatoriana.
Empezamos con el volcán, sin duda alguna nos fuimos al Chimborazo, entre que esperamos bus, nos quedamos dormidas y quemamos dos horas en el terminal de Riobamba, nos tocó coger el bus vía Latacunga para que nos deje en la entrada al volcán, conocía estas dos personas que me acompañan y complementaban las historias futuras a ser contadas.
Fueron 5mil metros de altura para subir, entre el soroche y la falta de oxigeno llegamos hasta los 4,8 mil metros, hicimos dedo hasta Riobamba y fue una de las mejores decisiones que tomamos, los paisajes y la luz del sol ayudo a tener una claridad de la belleza pura que tiene la naturaleza y más que nada la naturaleza de Ecuador
Enjoy
Enjoy
Vicuñas
el incio en el terminal
Marte o algo así
el majestuoso Chimborazo
llegando a Riobamba
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